22 nov 2011

Don Mariano Téllez-Girón (1/2)



Don Mariano Téllez - Girón y Beaufort Sportin nació en Madrid el 14 de Julio de 1814. De don Pedro (su hermano)heredó sus títulos y su gran fortuna. Cuentan que “podían cruzar media España sin salir un palmo de sus tierras y tenían escuadra propia en el Mediterráneo. En don Mariano Téllez - Girón vinieron a reunirse las mayores riquezas y honores que tuvo nunca ningún magnate español, los riquísimos mayorazgos de todos los más principales y antiguas casas de nuestra nación, de Bélgica e Italia”.

Poseyó los títulos de: Conde - duque de Benavente; Duque de Osuna, de Béjar, de Plasencia y de Mandas, de Gandía y de Monteagudo, de Arcos, de Medina de Rioseco, del Infantado, de Pastrana, de Lerma, de Estremera y de Francavilla; Conde de Ureña, de Fontanar, de Beaufort, de Mayorga, de Belalcázar y Bañares, de Oliva, de Osilo y Coquinas, de Bailén y Casares, de Saldaña, de Villada, del Real de Manzanares y del Cid; Marqués de Peñafiel, de Gibraleón, de Marchini y de Terranova, de Lombay, de Zahara, de Santillana, de Távara, del Cenete, de Almenara, de Cea, de Argecilla y de Argüeso... Títulos de vizconde, príncipe, barón, señor, grande de España, gentil –hombre, mariscal de campo, caballero de diferentes órdenes militares, oficial de la legión de honor francesa, maestrante, académico...

Inició carrera militar teniendo 18 años como cadete supernumerario en el primer escuadrón del Real Cuerpo de Guardias. Sus haberes los donaba a la enfermería del escuadrón. Estuvo en los destacamentos de El Escorial, La Granja, El Pardo y Segovia.

En el año 1835, con 21 años, le destinaron al ejército del Norte como ayudante de campo del general Fernández de Córdoba, (primera guerra carlista 1833 – 1839). Por su intervención en la batalla de Zubiri y en asalto de Fuenterrabía, le concedieron sendas cruces laureadas de San Fernando. Con 24 años, le nombraron caballero agregado en la clase militar de la embajada extraordinaria que asistió a la coronación de la reina Victoria I de Inglaterra.

Fundó en el año 1841, con su hermano don Pedro, la Sociedad de Fomento de Cría Caballar. La Escuela de Equitación de Viena se suministraba de los caballos pertenecientes a dicha Sociedad.

La provincia de Zamora, en el año 1844, le eligió representante para el Congreso.


La reina Isabel II le nombró senador vitalicio.

El día 24 de agosto de 1844 sucedió a su hermano don Pedro en la Casa de Osuna y por tanto, heredó el título de Duque de Béjar.

En el año 1852 salvó a Isabel II del atentado realizado por el cura Merino. También representó al ejército español en las exequias del Duque de Wellington.

En el año 1856, con 42 años de edad, fue nombrado ministro plenipotenciario en Rusia, favoreciendo que se establecieran las relaciones diplomáticas, interrumpidas desde el fallecimiento de Fernando VII. Estuvo en este cargo hasta 1862. Renunció al sueldo asignado por la representación diplomática (400.000 reales), sabiendo que sus finanzas estaban muy necesitadas.

Durante el tiempo que estuvo de ministro plenipotenciario, “pequeños caprichos” le ayudaron a dilapidar uno de los capitales mayores de Europa, entre otros muchos:


Se preparaba la mesa de gala en todas sus múltiples casas de España y las que tenía en las diferentes capitales de Europa, por si don Mariano llegara inesperadamente.


Un tren se desplazaba diariamente desde Valencia hasta su residencia de San Petersburgo para llevarle flores con las que adornar su palacio.


Sus cocheros y lacayos se vestían con capotes de pieles que por su gran valor solo las podía llevar el zar, para obtenerlas, tuvo que organizar una cacería en Siberia.


En las grandes fiestas de su palacio, los caballos saciaban su sed con champán.


Después de dar un banquete a los zares y a toda su corte, vieron con sorpresa, como los criados tiraron por las ventanas de su palacio al río Neva, la vajilla de oro en la que habían servido la comida.


Pagó una fortuna por un trotón, que utilizó en una noria para sacar agua.


Solía salir de paseo acompañado de un criado que llevaba un puñado de monedas de oro, que repartiría a los pobres que se encontraran...

Don Mariano con su derroche y desinterés fue el último eslabón de la ruina de la Casa de Osuna, causa a la que habrían de sumarse otros hechos que colaboraron en la quiebra económica: Pérdida de impuestos al abolir los derechos nobiliarios (diezmos, alcabalas, etc.), ayudas a la monarquía, mala gestión del patrimonio, pago de intereses del capital recibido del embargo de sus bienes, etc. Bravo Murillo, su apoderado general, le ofreció su colaboración para evitar su ruina, pero el duque prefirió no disminuir sus gastos y seguir con la vida que llevaba.

Desde el año 1863, el banquero Estanislao de Urquijo, le concedió créditos hipotecarios que alcanzaron los 200 millones de reales, poniendo como garantía más de 1.400 fincas con una superficie superior a las 193.000 hectáreas. El incumplimiento de las cláusulas del contrato, autorizaba al banquero a incautar los bienes hipotecados sin autorización judicial. Para poder subsanar la deuda, en el año 1869 le autorizaron los obligacionistas a vender bienes hipotecados.


BÉJAR EN MADRID. Un paseo de los Duques de Béjar por la Casa de Osuna. JAM-BÉJAR. 22 de diciembre de 2000.

1 comentario:

  1. ¡Vivía mejor que los más ricos de Béjar!
    Gracias por este trabajo.

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