Traje de Candelario en tarjetas postales

Iniciamos la semana dedicada al Traje de Salamanca con una importante selección del traje típico de Candelario reproducido en tarjetas postales antiguas.


"Antes de hablar del traje de Candelario, anotemos el hecho bien importante de que este traje, el de mujer, es el único que podemos decir que perdura, pues todos los demás que ya hemos mencionado pertenecen, más o menos, a la arqueología, ya que sólo en algún viejo o en los días de las fiestas patronales, si es que no en las ferias o carnavales, salen a relucir. Demos, pues, a este traje la atención que merece por su vitalidad y belleza. Consta de las siguientes prendas: jubón de terciopelo brochado, de estrechas y abiertas mangas, con amplias botonaduras de filigranas de oro, cubierto a diario con el serenero. amplio cuadro de ribeteado paño verde o amarillo, que en otro tiempo distinguía las solteras de las casadas y viudas; falda o guardapiés de presa y encima otra falda o manteo que queda abierto por detrás, y cuya hechura forma exteriormente cuatro grandes pliegues o candilejas; prenda característica de hermosos colores, de paño de Béjar; rematada con otra tonalidad por el alrededor, y el repulgo o banda de terciopelo negro, que deja asomar la media y el charolado zapato de grandes majuelas. Todas llevan faltriquera de amplios bolsos con afiligranadas labores y muy visible: El absurdo peinado de cocas y enorme moño inclinado hacia adelante deja de parecerlo al soportar enhiesta la negra mantilla de terciopelo brochado, bajo la cual el rostro femenino, encuadrado por el ajustado pañuelo, recobra singular interés. Del traje de hombre que, como decimos, está completamente en desuso, y que representa la conjunción del traje de serrano, pastor y ganadero con trajinante, siendo todo él de paño negro, a excepción de una especie de chaquetilla de felpa, con solapa y de punta cuadrada, y una especie de gorrilla de alas pequeñas, que casi parece una montera andaluza."

Tomado de la obra "El traje regional salmantino" de don Antonio García Boiza y don Juan Domínguez Berrrueta. Publicado por Espasa Calpe en 1940.