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23 sept 2009

Con la Z de Stuñiga. (Curiosidades sobre el Ducado de Béjar). ZUÑIGA









Con la


Z de Stuñiga. (Curiosidades sobre el Ducado de Béjar).


Aunque muy poco sabemos de la saga de nuestros Duques y apenas poseemos algún retrato que nos aporten el conocer cómo eran físicamente, aún se pueden reunir un puñado de anécdotas, incluso urdir un traje a medida de alguno de los duques como es el caso de Don Mariano Téllez-Girón gracias al relato de Antonio Marichalar. Divulgando que acaecía de todo en palacio, a riesgo de quedar mucho en el tintero haremos un repaso a los que ostentaron el Ducado de nuestra ciudad. Algunos derrochaban caridad y otros soberbia a la vez que dinero, los hubo letárgicos, pusilánimes y juerguistas, homosexuales, viudos afligidos, mujeriegos, guerreros, conspiradores, artistas, mecenas, enfermizos, deprimidos, engreídos, faltos de cordura, alguno se le tildó de “autointoxicación psíquica”.


Sus cargos e investiduras fueron de lo más heterogéneo representantes en bodas Reales, tutores y mayordomos de príncipes e infantes, gentiles hombres de cámara de su majestad, rectores de universidad, embajadores, senadores y tuvieron en heredad títulos nobiliarios de lo más interesante.


Comencemos por los orígenes.


Stúñiga, Estúñiga o Zúñiga. Apellido de procedente de Navarra. Su primitivo solar radicó en la Villa de Zúñiga (cuyo nombre tomó), del valle de Solana y Merindad de Estella, aludida en documentos de 1356, esta villa se llamaba Estúñiga, originaria de la Casa Real de Navarra.


Una vez conocido el origen del ilustre apellido, abordaremos comentando que el primero en llevar el mismo fue Sancho Iñiguez de Stuñiga, corría el año 1106, pero como todo apellido que se precie éste va vinculado a un escudo del cual apuntamos las siguientes curiosidades que darán vida y significado a la piedra en la que se enclave.


El escudo originario consta de un campo de oro, una banda de gules, que posteriormente se trocó por campo de plata, al que se añadió una cadena con ocho eslabones de oro, en memoria a la hazaña que realizó D. Diego Iñiguez López de Stuñiga en 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa, ya que fue uno de los que fragmentaron las cadenas a las que estaban atados los esclavos en el campamento del Rey moro Miramolín. Se atribuye a don Iñigo Ortiz de Zúñiga el cambio de la banda de Gules por una negra o de sable, en señal de luto en memoria a la muerte violenta del Rey D Pedro, quedando así hasta nuestros días.


A continuación de esta breve acotación, debemos proseguir reseñando que en 1485 los Reyes Católicos confieren al Señor de Béjar el titulo de Duque, en correspondencia a su apoyo en la Guerra de Sucesión, respaldo que también señaló el cinco de junio de 1465 durante La Farsa de Ávila, en la que de manera simbólica se despoja del trono al Rey Enrique IV, representado por un pelele y se sube al trono al joven infante Alfonso. Entre otros nobles, se hallaban Don Álvaro de Zúñiga (entonces Conde de Plasencia) que le despoja el estoque que tenía delante, distintivo del poder de administración , y Don Diego López Zúñiga le derriba de la silla en que estaba, símbolo de que merecía perder el trono y el sitio Real. Después del revuelo que ocasiona este acto se produce las Conferencias de Béjar en las que Don Álvaro pretende mediar entre ambos hermanos.


El Ducado de Béjar, como apuntábamos al principio, estuvo vinculado al apellido de origen navarro Stuñiga apellido de los primeros Señores de Béjar, siendo Don Diego López de Stuñiga, el primer Señor de Béjar, que funda un mayorazgo que heredará el primogénito de la familia que además debe anteponer el apellido Zúñiga a cualquier otro, hecho que se perpetraría hasta 1777 en el que Mª Josefa de la Soledad Alfonso-Pimentel de Borja Zúñiga Enríquez Ponce de León hereda de D. Joaquín el Ducado de Béjar conservando el orden de sus apellidos...


Parte de la hacienda de el Mayorazgo de la Casa de Béjar se presenta porque los Reyes de Castilla conceden a sus favoritos Don Diego López de Estúñiga y a Don Juan Hurtado de Mendoza todos los bienes incautados a los judíos que poseían en Sevilla incluidas sinagogas, autorizándolos a venderlos cambiarlos, enajenarlos o lo que estimasen a su voluntad. En 1396 Hurtado vende su parte por treinta mil maravedíes de oro a Don Diego, bienes que pasaron a su mayorazgo es decir era poseedor de la Judería Sevillana. Durante muchos años fijan su residencia en Sevilla en el palacio de Altamira, hoy en día convertido en centro cultural y alojamientos hoteleros.


Por aquellos días, tiempos de Ducado, Béjar dispone de Ejercito, Comercio, Hacienda y Justicia propia, por lo que no tributa a la Corona; en cuanto a Justicia los litigios entre la Villa y el Ducado se someten a la Real Cancillería de Valladolid, como curiosidad comentar que Teresa de Zúñiga, en 1555 tenía un pleito con 33 capítulos interpuesto por el pueblo, que tardo veintiún años en resolverse dando la razón mayoritariamente a la duquesa.


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