Mariano, el segundón de la familia, que como a casi todo segundogénito en aquel momento le toco elegir entre la espada ó la tonsura, fue un gran guerrero, Don Mariano Francisco de Borja José Justo Tellez-Giron y Beaufort-Spontin, Pimentel, Fdez. De Velasco, Herrera, Diego López de Zúñiga, Pérez de Guzmán Sotomayor, Mendoza, Maza, Ladrón de Limaza, Carroz, Arborea, Borja Centellas, Ponce de león Benavides, Enríquez, Toledo, Salm-Salm, Hurtado de Mendoza, Orozco, Silva, Gómez de Sandoval, Rojas, Osorio, Luna, Guzmán, Mendoza, Aragón de la Cerda, Enríquez, Haro y Guzmán. Estos apellidos eran los que usaba en su pasaporte, aunque no se ceñían al orden de preciso, al igual que su abuela y hermano, el Zúñiga no lo antepusieron a los otros apellidos según mando el fundador del mayorazgo del título de Béjar. Fue el XV Duque de Béjar. D. Mariano noble, político, diplomático y militar doce veces Grande de España, 79 títulos nobiliarios, era un dandi de cabeza lustrosa y miope muy del gusto de entonces (bastón, monóculo y calva). Sus subordinados siempre obtuvieron un trato imponderable. Se decía que se podía recorrer media España sin salir de sus posesiones. Fue enviado como representante a la boda del futuro Káiser Guillermo II. Fue nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de España en Rusia, y entre otras cosas se le arroga adjudica una amistad muy especial con la Zarina. Muere sin sucesores directos, no hay constancia de que visitara Béjar. Se le atribuye que intento vivir al nivel del Zar, haciendo en la Embajada Española celebraciones que pagaba de su propio bolsillo, engalanando las estancias con flores frescas que hacia traer en tren especiales, acondicionados con estufas desde Valencia. En las fiestas de disfraces se caracterizaba de sí mismo. Sólo se ponía sus suntuosos trajes exclusivamente el día de su estreno, y se cambiaba de ropa varias veces al día su guardarropa entre otras tenía trescientos setenta y seis pantalones, los cuales identificaba perfectamente para pedírselos a su ayuda de cámara. Para que le confeccionaran una corbata compraba, la pieza entera para evitar que coincidiera con nadie con la misma tela, aunque en una celebración, le gustó la corbata de un invitado que le comento que la había adquirido en Paris y acto seguido envió a un sirviente en un tren especial para conseguir una igual. En cierta ocasión en presencia del zar hizo colocar una vajilla de oro que según se ensuciaba los criados arrojaban al rio Neva. En una sesión del Zar en el palacio de Invierno, D Mariano llega y la sesión ya ha dado comienzo. El zar está reunido con el cuerpo diplomático la asamblea es a puerta cerrada entra sigilosamente y al no encontrar asiento, se despoja de su capa la enrolla y la utiliza para sentarse. Al finalizar la junta se levanta y se va dejando allí su capa, un ujier se percata del olvido y persigue a nuestro Duque y le lleva su lujosa y enjoyada prenda. Este la rechaza alegando que “Un embajador de España no acostumbra a llevarse los asientos”. El conde Orloff es conocido por su grandiosa yeguada en la cual es obtenida por el cruce de caballos de raza árabe y daneses, dando origen a la raza Orloff ó conocida también como Rissh trotones empleados en las carreras de trineos El duque está interesado en el caballo más preciado por Orloff y puja una importante suma por el ejemplar, Orloff rechaza la oferta y alega que no se deshace de él a ningún precio. Con entresijos consiguió comprarlo a la condesa en ausencia de este. A su regreso este intentó recuperar y romper el trato, encuentra el caballo moviendo la noria del patio de la residencia del D Mariano, al comentar Orloff que quiere deshacer el trato la respuesta que obtuvo fue “lo siento el caballo está haciendo servicios”. La Zarina, se encapricha de las pieles del zorro azul, especie siberiana que escaseaba y era difícil dar alcance. El zar envía una expedición para cazar y hacer una prenda para su consorte, consiguen las justas para confeccionar una pequeña telma. D. Mariano al descubrirlo envía una expedición paralela y al regreso de esta manda confeccionar dos pellizas para el lacayo y el cochero. Cuidaba hasta el último detalle, en una de sus salidas, ya a gran distancia de su residencia de San Petersburgo se detiene al observar que el cochero luce una gorra que no iba bien con el traje y decide enviar a palacio a parte del sequito a recoger la gorra adecuada, ante la imposibilidad de continuar con esa discrepancia en la vestimenta. Se reseña que era beneficiario de una partida de siete bandidos que hacían de las suyas. En el hipódromo de Madrid en estos años destacaron los caballos del presidente Don Mariano Téllez-Girón. Lo que sí resultaba indudable eran los importantes éxitos obtenidos en las carreras con sus caballos Leda, Picadilly, Capricho, Clementina y Esmeralda, leyenda o no se comenta que los caballos Lipizanos de la Escuela Española de Equitación de Viena provienen de sementales de las cuadras de Don Mariano, además el pueblo madrileño murmuraba que herraba sus caballos con plata y diamante, lo cual entre otros relatos motivó que se alegara "Ni que fuera Osuna" cuando alguien realizaba desembolsos excesivos. A pesar de que tenía unas devengos de cinco millones de reales, murió con deudas millonaria. Dejando la dinastía en la decadencia.
¡Hecha Girones!
Desde luego debía de ser tradición familiar vivir gastando a manos llenas.Bueno mejor dicho unos gastaban y los herederos a recoger las deudas.
ResponderEliminarAfortunadamente no todos los duques fueron así,pero hemos tenido cada joyita.
Saludos.
Pues yo creo que todos los duques, o casi todos, eran por el estilo. Vivían de las rentas y esperaban sentados en una silla bien cómoda, cazando, bailando en los saraos cortesanos, a que el dinero de sus pecheros les costeasen sus caprichos y entretenimientos. Así se explica que estuviesen endeudados hasta niveles insospechados y que hiciesen bien poco por sus extensos dominios (exceptuando los miembros de la Casa del siglo XV y XVI).
ResponderEliminarSe les podría considerar Grandes de España con un nivel de rentas de las más elevadas de la nobleza. Pero también unos derrochadores empedernidos.
Un saludo